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¿De dónde son las arepas? Un viaje a su origen

By Lucía Puy Pérez

July 21, 2025

Las arepas son mucho más que un alimento: son un pedazo vivo de historia, cultura y tradición en cada bocado. Si alguna vez te has preguntado de dónde son las arepas, en este artículo descubrirás que su origen es tan fascinante como su sabor. Hoy te lo contamos todo: desde su historia milenaria hasta las versiones más modernas que puedes preparar en casa. Y si te animas a cocinarlas, recuerda que con Fetch puedes comprar todos los ingredientes que necesitas y acumular miles de puntos que luego se transforman en tarjetas de regalo gratis. ¡Comencemos!

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Un alimento con historia milenaria

¿Sabías que antes de que existieran las fronteras actuales ya se cocinaban las arepas? Su historia se remonta a los pueblos originarios de América precolombina, en particular a las culturas asentadas en la región del norte de Sudamérica.

Tanto la cultura muisca en el altiplano colombiano como indígenas cumanagotos en el oriente de lo que hoy es Venezuela ya preparaban una especie de torta hecha a base de maíz prehispánico, cultivado, molido y transformado a mano. Esta era una forma ingeniosa de aprovechar un ingrediente central en su dieta, que no solo alimentaba el cuerpo, sino que también era parte de su cosmovisión y rituales.

La arepa de maíz surgió como una preparación práctica, circular y plana, que se cocinaba sobre el budare, una plancha artesanal de barro o metal colocada sobre el fuego. Esto no solo garantizaba una cocción uniforme, sino que también impregnaba cada pieza con el sabor ahumado característico de la preparación tradicional.

Estas primeras arepas no llevaban relleno, pero con el paso del tiempo, la receta se transformó, incorporó nuevos ingredientes y técnicas. Sin embargo, su esencia se ha mantenido: un alimento humilde, nutritivo y lleno de historia. Todo un símbolo de identidad compartida por diversos pueblos originarios de América.

¿Cuál es el verdadero origen de la arepa?

El debate está servido: ¿fue Colombia o Venezuela? La realidad es que ambas regiones comparten una historia común anterior a la división política.

El término “arepa” tiene raíces en la lengua indígena de cumanagotos, quienes habitaban el actual oriente venezolano. Para referirse al maíz, decían “erepa”, una palabra que con el tiempo derivó en el nombre que hoy conocemos. Sin embargo, este dato etimológico no otorga exclusividad a un país, ya que otras comunidades indígenas también preparaban formas similares de pan de maíz en diferentes zonas de Sudamérica.

En diversas regiones de Colombia y Venezuela se han encontrado evidencias del uso de piedras de moler, budares y restos de maíz cocido que datan de hace más de 3.000 años. Además, los cronistas coloniales dejaron testimonio de esta tradición en sus escritos. Gonzalo Fernández de Oviedo, uno de los primeros cronistas en documentar la vida en América tras la llegada de los imperios europeos, mencionó en el siglo XVI la existencia de “panes redondos hechos de maíz cocidos al fuego”, muy similares a las arepas actuales. Estos textos confirman que la preparación tradicional de la arepa ya estaba extendida en varias regiones del continente desde tiempos muy antiguos.

Más allá de banderas, la historia de la arepa es la historia de un pueblo que ha sabido transformar un grano en un símbolo. Su preparación ancestral, su fuerte arraigo en la identidad de ambos países, y su capacidad de adaptarse a distintas formas, rellenos y estilos, la convierten en un patrimonio gastronómico panamericano, cuya riqueza está precisamente en su diversidad.

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Arepa colombiana vs. arepa venezolana

La arepa de maíz es una joya compartida entre Colombia y Venezuela, pero en cada país ha tomado formas, significados y sabores distintos. Aunque su preparación tradicional tiene raíces comunes, el modo en que se consume y se integra a la cultura diaria varía notablemente entre ambos países.

En Colombia, la arepa suele desempeñar un papel de acompañamiento en los platos principales o como parte del desayuno. Se sirve sola, con mantequilla, queso, o como base para otros ingredientes, pero rara vez se rellena como plato completo. Las más típicas son:

  • Paisa: delgada y generalmente sin sal.
  • Arepa de huevo: arepa frita rellena con un huevo entero que se cocina dentro de la arepa, y se consume especialmente en la Costa Caribe.
  • Boyacense: se usa cuajada en la masa, lo cual hace que sea una arepa suave por dentro y crujiente por fuera, con un sabor ligeramente dulce.

En Venezuela, a diferencia de Colombia, la arepa es un plato principal en sí mismo. La arepa rellena es protagonista en cualquier momento del día, ya sea con queso, carne, aguacate, caraotas (frijoles negros) u otras combinaciones más creativas y contundentes. Las más populares son:

  • Reina pepiada: rellena con una deliciosa mezcla de pollo desmechado, mayonesa y aguacate. Sin duda, la más famosa.
  • Pelúa: rellena de carne mechada y queso amarillo rallado.
  • Dominó: con frijoles negros -o caraotas- y queso blanco.
  • Sifrina: una versión de la arepa reina pepiada que incluye queso amarillo rallado.

En cuanto a la forma de elaboración, en ambos países pueden servirse asadas, horneadas y fritas.

¿Qué dicen las personas expertas?

Antropólogos/as, historiadores/as y chefs con especialización en tradición culinaria coinciden en que la arepa de maíz es uno de los alimentos más representativos de la América precolombina. Lejos de buscar una nacionalidad única para esta preparación, muchas personas invitan a reconocerla como un patrimonio gastronómico compartido entre pueblos que, antes de existir como países, ya cocinaban sobre budares y molían maíz criollo. Desde universidades hasta programas de cocina internacionales, la historia de la arepa es estudiada como símbolo de resistencia cultural, adaptación y creatividad popular. Para voces como el chef Carlos García o la antropóloga Patricia Suárez, el debate no debería centrarse en quién la inventó, sino en cómo su evolución revela el alma de las cocinas latinoamericanas.

El maíz criollo no solo es el ingrediente base de la arepa: es un elemento clave de la identidad cultural tanto en Colombia como en Venezuela. En ambos países, el maíz ha sido sembrado, cuidado y transformado durante siglos, transmitiendo saberes ancestrales de generación en generación. 

Desde las siembras comunitarias hasta las ferias gastronómicas modernas, el maíz sigue siendo un hilo conductor entre el pasado y el presente. Su uso en la preparación tradicional de la arepa representa mucho más que una elección culinaria: es un acto de memoria, un homenaje a las raíces indígenas, y una afirmación de pertenencia.

¿Son las arepas solo colombianas y venezolanas?

Aunque Colombia y Venezuela han sido los grandes embajadores de la arepa, existen preparaciones similares en otras regiones del continente. En Bolivia, algunas comunidades andinas preparan panes de maíz con métodos heredados de culturas originarias. En Panamá, las arepas forman parte de la cocina tradicional en varias provincias, donde suelen cocinarse fritas o al fuego, muy al estilo precolombino.

Además, la arepa guarda semejanzas con otros alimentos que también nacen del maíz: como la tortilla mexicana, la pupusa salvadoreña o la gordita. Todas estas preparaciones comparten raíces, aunque varían en técnica, relleno o grosor. Mientras que la tortilla suele ser más delgada y se usa como base, la pupusa se rellena antes de cocinar, y la gordita se parte después para incorporar ingredientes. Son variaciones que reflejan cómo un mismo grano puede transformarse en íconos culinarios únicos en cada cultura.

La arepa hoy: tradición y adaptación moderna

La llegada de la harina precocida a mediados del siglo XX transformó la manera de preparar este alimento ancestral. Lo que antes requería moler maíz criollo, cocinarlo y amasarlo a mano durante horas, hoy puede hacerse en minutos gracias a productos como la harina PAN. Esta innovación no solo facilitó la vida cotidiana, sino que permitió que la preparación tradicional de la arepa se mantuviera viva en medio de los cambios sociales y urbanos. Aunque algunas personas aún prefieren el método artesanal, la harina precocida ha ayudado a que la arepa de maíz llegue a más mesas, tanto dentro como fuera de Latinoamérica.

En la diáspora, la arepa ha cruzado fronteras y se ha reinventado sin perder su esencia. Restaurantes en ciudades como Nueva York, Miami o Madrid ofrecen versiones gourmet con rellenos internacionales, desde hummus hasta salmón ahumado. Además, ha ganado un lugar en la cultura pop: en la película Encanto, de Disney, la arepa rellena aparece como un símbolo familiar cargado de amor y tradición. Esta globalización ha convertido a la arepa en un símbolo cultural, capaz de adaptarse sin dejar de ser un puente con las raíces.

Conclusión: ¿de dónde son las arepas realmente?

La arepa es de la América precolombina, un legado de los pueblos originarios del continente compartido hoy por millones de personas que la adaptan, reinventan y celebran. Su origen no separa fronteras, sino que une corazones y costumbres, con tanta versatilidad, que siempre será un plato que mantendrá su esencia por mucho que evolucione.

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¡Buen provecho y feliz cocina con historia!

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Lucía Puy Pérez

Lucía es licenciada en derecho, escritora y viajera empedernida. Su objetivo es conocer el mundo entero. Compartir, comunicando a través del arte de la palabra, es una de sus pasiones.